miércoles, 17 de noviembre de 2010

MAYORES DE EDAD, MENORES DE MENTE...

Acabo de leer un par de artículos en el blog "Papás y Mamás" de El País que me hacen preguntarme quiénes son los adultos y quiénes los menores desde el punto de vista de desarrollo mental.

El nuevo hombre del saco: Las Redes Sociales



En el primero, se comenta la incertidumbre de los menores e Internet, en concreto de las Redes Sociales. Porque claro, nunca se sabe quién está en el otro lado del ordenador. Parece ser que los peligros que acechan al otro lado de la fibra óptica son mucho mayores que los que se puedan encontrar en un parque o en una calle poco transitada.

Claro, que en parte alivia la situación que las propias Redes Sociales tengan "medidas protectoras" como son no permitir hasta los 14 años que se abra una cuenta (caso de Facebook) o la posibilidad de que los padres se abran cuenta y "vigilen" a sus hijos desde la distancia.

Por un lado, es tan segura la claúsula de los 14 años como lo pueda ser una pregunta tipo "¿Tienes más de 14 años?" y una doble comprobación con la fecha de nacimiento que se introduce. ¿Qué le impide a un niño decir sí o meter una fecha que no es? Incluso, pensándolo un poco más... ¿un niño de 14 años es ya mucho más maduro que uno de 13 años para evitar los "peligros" de la red?

Unos cuántos posts debería escribir respecto sobre la otra "contramedida", la cuenta en Facebook de "vigilancia". Todos los padres que hacen eso se merecerían que sus hijos les "cogieran prestada" la tarjeta de crédito y se compraran algún capricho en la tienda online de su elección.

Sinceramente, el intento de proteger a tu hijo de los "peligros de Internet" es tan inútil como intentar evitar que haya libre distribución de contenidos en Internet. Si para la distribución de contenidos gratis la solución menos mala puede ser crear servicios de contenido a un precio atractivo, en el caso de los "peligros de Internet" nada mejor que la educación sobre qué problemas se pueden encontrar.

Cuando estén en casa, quítale el volumen a tus hijos

 
El segundo artículo trata sobre el difícil equilibrio entre niño jugando y niño molesto. Presenta unos ejemplso extremos como el caso francés o el alemán, donde los legisladores parece que o bien tuvieron hijos mudos (o con modulador de volumen) o los tuvieron hace tantos años que ya no recuerdan como era (posiblemente sea más el segundo caso).

Un bebé llorando por la noche o un niño de 3 ó 4 años jugando un sábado desde primera hora pueden ser muy molestos, sí, pero es ridículo pensar que se puede hacer que un bebé no llore o que un niño no juegue de manera ruidosa.

Por curiosidad, he buscado y no hay una legislación a nivel estatal específica sobre ruidos "de vecindario". En 2003, la Ley del Ruido respecto al ruido de vecindad deja en manos de los Ayuntamientos la posibilidad de regularlo o no, y en su caso la facultad de definir los tipos infractores y labor inspectora y sancionadora en esta materia.

De manera que el tema queda a expensas del sentido común de los padres y la paciencia de los vecinos. Y ahí está el problema, que no nos suele sobrar ni el sentido común ni la paciencia. Eso sí, peor podría ser el remedio que la enfermedad, con por ejemplo, con un reglamento sancionador que incluya "cualquier tipo de ruido" después de las 12 de la noche... no sólo no duermes porque el bebé no pare de llorar. Además, te llevas la multa del Ayuntamiento...




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